Disfrutas del aire, del sol, de los pájaros
y del placer de que tus pies te lleven
por donde ellos quieran.
A un lado del camino
encuentras a un esclavo durmiendo.
Te acercas y descubres que está soñando.
Por sus palabras y sus gestos adivinas
que el esclavo está soñando que es libre.
La expresión de su cara refleja paz y serenidad.
Y te preguntas.....
y que sepa que sigue siendo un esclavo?
¿O debo dejarlo dormir todo el tiempo que pueda,
disfrutando aunque sea en sueños
de su realidad fantaseada?
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