lunes, 27 de junio de 2011

"Déjame que te cuente" de Jorge Bucay.

Hace ya algún tiempo que me dejaste este libro aunque, por unas cosas o por otras, no es hasta ahora cuando lo he leído. Espero poder devolvértelo muy pronto.
A través del personaje principal de este libro de Jorge Bucay, un muchacho curioso e inquieto que desea saber más sobre sí mismo, descubrirás pequeños cuentos del pscioanalista Jorge que te pueden ayudar a enfrentarte a la vida y a encontrar respuestas.
Uno de los cuentos de este libro es "Elefante encadenado". Éste me gustó por el mensaje que transmite y quería compartirlo con vosotros.

De pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales, sobre todo me llamaba la atención el elefante.Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a alguna tía por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca...Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

"Es verdad que vamos por la vida atados y sin libertad. Grabamos dentro de nosotros "no puedo y nunca podré". Y sólo lo tenemos grabado porque alguna vez lo intentamos y no lo conseguimos. La única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo"

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