jueves, 15 de julio de 2010

L'aube du jour



Lunes, 9 de la mañana, en pleno Madrid la gente se aglomera en la Castellana para llegar a sus destinos. Tan sólo una persona percibe el mágico canto de unos pájaros omitiendo el ruido del tráfico. El olor agradable que le llega de hierba recién cortada, le hace sentirse lejos de la capital. Los árboles centenarios, que le rodean en sus lentos pasos, son los únicos compañeros de viaje que se mueven a su paso. La pequeña brisa que siente en su piel se mezcla con los primeros rallos de sol que se dejan ver entre los altos edificios.
Si una persona es capaz de ver una Castellana diferente, todos podrían hacerlo. Tan sólo hay que parar y sentir las pequeñas cosas que tenemos a nuestro alcance.


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