lunes, 24 de agosto de 2009

Al final de la jornada

Después de un largo día de trabajo, cuando tu cabeza ha soportado tal cantidad de presión y responsabilidad mientras la gran mayoría de la población descansa de su larga semana de trabajo, se abre una oportunidad de respirar aire puro.
Gracias por darme a conocer este lugar de gran belleza.


El aire que nos acompañaba y la luz de las estrellas con la gigantesca luna entre algún que otro resplandor de estrellas fugaces entre mezcladas con satélites y aviones nos hizo sentirnos pequeños en la extensa naturaleza a nuestros pies, con uno de los Monumentos más importantes en la lejanía, que nos hacía sentirnos aún más diminutos. Este Monasterio de San Lorenzo de Escorial mandado construir por el rey Felipe II a sus arquitectos principales, Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, para conmemorar el triunfo de la Batalla de San Quintín sobre Enrique II de Francia coincidiendo con la festividad de San Lorenzo 10 de agosto de 1557.
Y una vez allí, llegamos al final de la jornada.
Déjame acabar con las siguientes líneas:
Has llegado al final de la jornada y te preparas para navegar con el barco de la noche hasta un nuevo amanecer. Duerme como si vinieras de los confines del mundo. Respira el perfume que emana del silencio. Mañana será otro día.

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