miércoles, 8 de julio de 2009

Tomar decisiones

No es nada fácil tomar decisiones, todos lo sabemos. Las decisiones son solamente el comienzo de algo. Aunque no podamos elegir lo que nos pasa, podemos en cambio elegir lo que hacer frente a lo que nos pasa. Cuando vamos a hacer algo, lo hacemos porque preferimos hacerlo a no hacerlo. A veces las circunstancias nos imponen elegir entre dos opciones que no hemos elegido, hay ocasiones en que elegimos aunque preferiríamos no tener que elegir. Ya el filósofo Aristóteles imaginó el siguiente ejemplo, que me gustaría contaros:


Un barco lleva una importante carga de un puerto a otro. A medio trayecto, le sorprende una tremenda tempestad. Parece que la única forma de salvar el barco y la tripulación es arrojar por la borda el cargamento, que además de importante es pesado. El capitán del navío se plantea el problema de si tirar la mercancía o arriesgarse a carear el temporal con ella en la bodega, esperando que el tiempo mejore o que la nave resista.
Desde luego, si arroja el cargamento lo hará porque prefiere hacer eso a afrontar el riesgo, pero sería injusto decir sin más que quiere tirarlo. Lo que de veras quiere es llegar a puerto con su barco, su tripulación a salvar la carga, por preciosa que sea. ¡Ojala no se hubiera levantado la maldita tormenta! Pero la tormenta no puede elegirla, es cosa que se impone, se quiera o no se quiera; es una de las tantas variables en nuestra vida que no controlamos. Lo que en cambio se puede elegir es el comportamiento a seguir en el peligro que amenaza. Si tira el cargamento por la borda lo hace porque quiere…. y a la vez sin querer. Quiere vivir, salvarse y salvar a los hombres que dependen de él, salvar su barco; pero no quisiera quedarse sin la carga ni el provecho que representa, por lo que no se desprenderá de ella sino muy a regañadientes. Preferiría sin duda no verse en el trance de tener que escoger entre la pérdida de sus bienes y la pérdida de su vida. Sin embargo, no queda más remedio y debe decidirse: elegirá lo que quiera más, lo que crea más conveniente. Podríamos decir que es libre porque no le queda otro remedio que serlo, libre de optar en circunstancias que él no ha elegido padecer.
Cuando nos encontramos en situaciones difíciles o importantes en nuestra vida nos encontramos en una situación parecida a esta de Aristóteles.
¿Qué hará el Capitán? El Capitán del barco tiene órdenes de llevar las mercancías a puerto. ¿Seguirá sus órdenes aun a riesgo de perder la vida y la de toda su tripulación?
Dejo el suspense para haceros reflexionar. ¡Ojalá acertase y tuviera ya buen viento hasta volver a casa! Al final, todos vamos en el mismo barco y esperemos que los vientos favorables nos acompañen en nuestra tempestad.

1 comentario:

  1. Jurr, yo ayer estuve estudiando, entre otras cosas, la libertad y la responsabilidad, que están directamente ligadas. Ya que si no tenemos libertad no existe responsabilidad.

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